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| Luces de Nueva York |
Las
calles, el barrio que fue y que aún hoy quedan vestigios de él, las vecindades
que se quedaron atrapadas en el eco de aquellas paredes acostumbradas a reír y
a llorar; es una bien suspirable historia de nuestro México lindo y querido.
Y
así entre luces de Nueva York, nos fuimos empapando del genial albur de Chaf y
Queli, de aquellas eternas noches en el teatro blanquita donde un joven llamado
Oscar Chávez cantaba “la niña de Guatemala” de José Martí o “Hasta siempre
comandante” de Carlos Puebla”.
Hay
tanto en ese pasado: El antagónico y absurdo olimpismo de un país junto a sus
protestas con olor a muerte del 68, hay tanta añoranza por los viejos tiempos
que se quedaron plasmados en idealistas películas como la de “Los Caifanes” del
66 y en otras retratando fielmente al mexicano común como en "Mecánica
Nacional" del 71, es una época que aún hoy en día nos persigue, como diría
Alex Lora: “defequense por necesidad”.
Desde
antes, mucho antes fueron los suspiros
perdidos en el recuerdo de aquel México lleno de vida, que hoy en día nos deja
un pasado digno de ser contado.
Tú
le cantaste al barrio y a las cantinas, a nuestra raza hecha de guerreros
aztecas, le cantaste a esa vecindad llena de escombros, al albur lleno de vida,
de gracia, a esas calles llenas de magia y tristeza; le cantaste al clásico
cabaret aquel de “tacuche y buen baile”; le cantantes al pueblo, al vagabundo,
a la picardía del momento, al romance callejero, Y sigues siendo tan grande que
hoy en día tus canciones son parte ya de nuestra cultura musical.
Es
a ti Internacional Sonora a quien va dedicado este espacio, es a ti; a esas
calles llenas de nostalgia y encanto, al sutil aroma de tu “Perfume de
gardenias”, a ese barrio lleno de gracia, a esa gente, a nuestro barrio, al
pasado…. porque gracias a tu música, me remontas a una época que aún intento
conocer, descifrar con tus canciones; un mudo, una boa y unas luces que no
serían tan añorables si no son las de New York. René M. Kueyatl
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