Hace poco fui al
circo… me llene de risas, de payasos burlones, chistes, y actos circenses que
desprendieron de mi algo más que un suspiro.
Al termino del
espectáculo, del ultimo acto, y tengo que admitirlo….me sorprendió de mala
forma, la catarsis final en la actuación inmadura de una insensible payasa;
porque pues uno honestamente va a ese tipo de lugares para salir contento, para
dejar el estomago y el corazón ahí entre tantas risas y cosas sorprendentes que
supuestamente nos tienen que ofrecer. Pero no esta vez, no con este tipo de
actuación final: Pasamos de la divina comedia, a una caduca y triste tragedia.
Y bueno, solo puedo
decir que ¡tonta!, que triste payasa que se cree graciosa, única, que cree que
con sus actos puede hacer reír, soñar, y encontrar momentos inolvidables en un
simple espectador como yo… y bien, al final y después de todo, de tanta
insensibilidad, de tantos juegos que no dan para más, de tanta inmadurez… Solo
puedo decir que el circo es cosa de niños; y como siempre lo dijiste: OBVIOOOO
pero ¡QUE DEVUELVAN LAS ENTRADAS CARAY! René M. Kueyatl
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