Estoy encerrado en un mar de preocupaciones, de vestigios y recuerdos;
entre el polvo que se hace añejo con el tiempo, y aún y después de
todo, guardo la esperanza efímera de algún día encontrarte desvestida a
la puerta de mi cuarto, soñar y soñarnos como siempre y en persona, sin
miramientos, ni excusas, en mi cama, entre almohadas y cuadros; y
presentarnos dulce y adecuadamente en el amor, con una sonrisa, con un
que sé yo. Empacar las maletas, contar nuestra historia a besos y
brindarnos. Conocer el más oscuro rincón, lo que te hace dudar, lo que
te hace caer y otra vez levantar, contar y contarnos mutuamente y cada
noche las caricias, los suplicios, el amor, sumar las complicidades de
una a una, de dos en dos, en las miradas, en una puesta de sol, todo por
un futuro mejor, donde pueda deshacer mis miedos, deplayar mi raza y
amarte; donde pueda encontrar un corazòn. Vivo y sin pensarlo te
respiro, te siento, te pierdo y aquí estoy. Kueyatl
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