Querer no es tener, tener es...
Luchar, desgarrarse, atreverse, conquistar caminos en la nieve;
escalar montañas, superar molinos,
ser más receptivos y menos intuitivos;
ser sin reservas y complejos,
sin apuros y sin miedos
tu más ferviente admirador,
y así llenarnos de historia, y así llenarnos amor...
Es el canto del jilguero, el sublime pensamiento,
y la hermosa primavera que prontro llegará,
los atardeceres que reinventan tu existencia,
la emocion de tenerte un poco más,
suspirar tu silueta,
la osadia de un te quiero de verdad;
las maravillas que dictan la conciencia de los hombres,
creer como siempre, en un mundo para dos.
Es la insistencia del crédulo espectador,
que se cobija tiernamente de tus abrazos lejanos,
que se aferra a ellos volando,
a tus noches de insomnio que a distancia suelen sorprender.
En poesía eres eterna, transparente,
perfumada, única, especial,
y cada día mejor, siempre un poco mejor.
Y profundizar en canciones tus silencios,
soñar y soñarnos con afán, con desvelo, con ensueño...
y tratarnos en cada esquina del malhumorado amor,
saltar y aventarnos a besos por el acantilado,
y perdernos con los labios y palabras, entre roces, rosas y cartas,
y confiar y confiarnos con descaro el corazón,
construir juntos un palacio donde solo estemos, tú y yo,
y extraviarnos a ratos en alguna habitación,
perdernos en ese mundo ideal,
luchar las batallas,
llorarlas juntos por amor,
caer y levantarse,
profundizar, amarse,
ser complices de la emoción.
Es la esperanza viva de por fin tenerte,
de quererte sin razón,
una batalla sin trinchera,
sin previo aviso de una tregua,
sin banderas que te indiquen cuando termina la función,
demostrarte a conciencia lo que vales,
y correr descalzo el maratón.
Solo los que mueren dejan de sentir, de creer...
no mueras, no me mates, no me entierres,
no me olvides,
no me niegues en palabras,
ni neguemos los suspiros,
no niegues, ni neguemos el cariño...
Y llegamos al punto de perdernos con suplicios, y llegamos al punto de negarnos,
y negar, y negarnos los suspiros, y negar y negarnos al amor.
Luchar, desgarrarse, atreverse, conquistar caminos en la nieve;
escalar montañas, superar molinos,
ser más receptivos y menos intuitivos;
ser sin reservas y complejos,
sin apuros y sin miedos
tu más ferviente admirador,
y así llenarnos de historia, y así llenarnos amor...
Es el canto del jilguero, el sublime pensamiento,
y la hermosa primavera que prontro llegará,
los atardeceres que reinventan tu existencia,
la emocion de tenerte un poco más,
suspirar tu silueta,
la osadia de un te quiero de verdad;
las maravillas que dictan la conciencia de los hombres,
creer como siempre, en un mundo para dos.
Es la insistencia del crédulo espectador,
que se cobija tiernamente de tus abrazos lejanos,
que se aferra a ellos volando,
a tus noches de insomnio que a distancia suelen sorprender.
En poesía eres eterna, transparente,
perfumada, única, especial,
y cada día mejor, siempre un poco mejor.
Y profundizar en canciones tus silencios,
soñar y soñarnos con afán, con desvelo, con ensueño...
y tratarnos en cada esquina del malhumorado amor,
saltar y aventarnos a besos por el acantilado,
y perdernos con los labios y palabras, entre roces, rosas y cartas,
y confiar y confiarnos con descaro el corazón,
construir juntos un palacio donde solo estemos, tú y yo,
y extraviarnos a ratos en alguna habitación,
perdernos en ese mundo ideal,
luchar las batallas,
llorarlas juntos por amor,
caer y levantarse,
profundizar, amarse,
ser complices de la emoción.
Es la esperanza viva de por fin tenerte,
de quererte sin razón,
una batalla sin trinchera,
sin previo aviso de una tregua,
sin banderas que te indiquen cuando termina la función,
demostrarte a conciencia lo que vales,
y correr descalzo el maratón.
Solo los que mueren dejan de sentir, de creer...
no mueras, no me mates, no me entierres,
no me olvides,
no me niegues en palabras,
ni neguemos los suspiros,
no niegues, ni neguemos el cariño...
Y llegamos al punto de perdernos con suplicios, y llegamos al punto de negarnos,
y negar, y negarnos los suspiros, y negar y negarnos al amor.
Kueyatl
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