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jueves, 22 de noviembre de 2012

Una tarde cualquiera


Una tarde cualquiera


Estaba sentado dentro de una famosa compañía prestadora de servicios de telecomunicación, esperando paciente mi turno para hablar con una asesora. Mi problema como siempre común al de todos los presentes: UN SERVICIO TOTALMENTE DEFICIENTE.

El clima dentro del lugar se ponía cada vez más denso, por aquí y por allá se escuchaban las quejas, las indignaciones y la inconformidad. A todo vapor se discutía el pésimo y mal servicio que se prestaba… por todos lados y en cada rincón se escuchaba la voz del típico:

¡NO ME ESTAN REGALANDO NADA SEÑORITA!

¡Y era verdad!, nada de lo que hoy veníamos a pedir en “buenos términos” nos lo habían regalado, ¡ERA NUESTRO DERECHO, Y PAGÁBAMOS POR ELLO!

La realidad es que no era la primera vez que escuchaba tales denuncias, cada vez que me tocaba ir a pagar mi recibo escuchaba las voces de las almas en pena exigiendo molestas e invocando a ¡PROFECO POR UN MEJOR SERVICIO!

Pero  regresando a mi narración:
Estaba ahí sentado escuchando una a una las quejas de todos; algunos murmuraban entre si antes de pasar con alguna de las hábiles y eficientes asesoras (SARCASMO);  y otros casi, casi estaban al borde de explotar,  indignados por la pobre atención y el mal servicio. De pronto me di cuenta que enfrente de mí estaba una señora que por algún momento le vi cara de libertadora, “de revolución”; Bolívar, Villa, Zapata y el Ché le hacían los honores con su presencia; el espíritu de cada uno de ellos estaba ahí con ella, gritando indignada:

¡YA BASTA!

De pronto se levantó de la silla, segura de lo que hacia; y enfrente de todos extendió las manos como político empezando su gran discurso de campaña  y de un solo golpe gritó hacia nosotros “el pueblo”:

QUIEN ESTE HARTO DEL MALTRATO Y LA BURLA EN QUE NOS TIENEN ¡SIGANME!

Por unos instantes me acordé de ese famoso superhéroe nacional que decía: ¡Síganme los buenos! “El Chapulín Colorado; casi, casi podía ver la tela rojinegra saliendo de su bolsa de mano… y bueno… muchos de esos “buenos” se levantaron convencidos de su suerte después del breve pero convencedor discurso. Y así como horda de huestes o caballos desbocados siguieron a la nueva líder de los oprimidos, casi convencidos de SINDICALIZAR AL USUARIO OPRIMIDO Y MALTRATADO EN MATERIA DE TELECOMUNICACIONES.

Yo por el contrario me quedé sentado observando y asimilando todo lo que ocurría ante mis ojos….

Unas quince personas  fueron a hacerle la tarde al toro; a un gerente que apenas si podía mantener la cordura y el capote; y así entre nerviosismos y sudores la CARICATURA GERENCIAL se hacia presente sin saber que decir ni que hacer para calmar a la multitud enardecida; muchos exigían la  devolución de su dinero, otros la cancelación del mentado servicio, junto con la cabeza de los aludidos, quejándose a su vez del tiempo perdido por su hábil y productivo servicio a clientes.

Me dio risa al pensar hasta donde podemos llegar en México; y es real, ¡muy real!, así comienzan las revoluciones, en la más cruda y hambrienta indignación del pueblo, en el abuso de poder, las promesas que se quedan en el aire, entre los discursos baratos de políticos, gerentes y subordinados en el ya típico:

¡SU SERVICIO SE RESTAURARÁ A LA BREVEDAD POSIBLE!

¡El hastío de los maltratados se hacia presente!, como sacada de una película hollywoodense: los rebeldes y desgraciados se levantan en armas para derrocar a la opresión y la burocracia del  lado oscuro  de la fuerza Y EL IMPERIO.

Pero los idealismos fueron pocos en aquella nutrida “revolucioncita mexicana”; la turba de idealistas revolucionarios se dispersaron entre promesas de un descuento al final del mes; Aunque esa ya me la sabía: te hacen el gran descuento proporcional a tu servicio: Unos 30 pesos por las molestias, el tiempo perdido y tu hígado desahuciado.
A nuestra gran “libertadora” la separaron del grupo de quejosos para dialogar el armisticio; un descuento extra por la lata de ser la primera en gritar, dicen que además le proporcionaron el numero privado y  directo con la mismísima gerencia; para que la próxima que tenga que ir a armar revoluciones LO HAGA SOLO Y ESCLUSIVAMENTE DE MANERA PRIVADA Y POR TELÉFONO, comprometiéndose con ella a que se le atenderá como caso único y especial a la “BREVEDAD POSIBLE” cada problema que tenga con el mentado servicio… según cuentan las malas lenguas con el tiempo todo siguió igual, (el gerente general nunca estaba  y las quejas seguían acumulándose).

En resumen es muy difícil que nazcan héroes y lideres que no sean de ocasión, que no sean los de siempre

“LOS DE  VENTA Y CON DESCUENTO DE AL 2 X 1”.

No existe un bien común para todos en una sociedad acostumbrada a hacer las cosas por que “SE DEBE” Y “SE TIENE” QUE HACER y NO por que SE QUIERE Y NOS GUSTA HACER.

TODOS JODIDOS Y TODOS IGUAL; Donde la ideología nos llega a todos los niveles y nosotros el pueblo nos quejamos y nos quedamos con las falsas promesas que nos siguen vendiendo en su supuesta credibilidad;  acostumbrándonos a los malos gobiernos y los malos servicios de gerentes y gente que realmente  no les gusta su trabajo, o tal vez no les gusta ni si quiera trabajar; todo se hace al “Ahí se va”; es un México de ratos y mediocre, en donde la burocracia es el pan nuestro de cada día; Y DESGRACIADAMENTE Y PARA TODOS NOSOTROS ES SIMPLEMENTE UNA TARDE CUALQUIERA.

NOTA:
Después de muchas idas y venidas, quejas y demás decidí SERIAMENTE darme de baja del famoso servicio; aquí no aplicaba el dicho de “Más vale malo por conocido que bueno por conocer” y en honor a la poca justicia que existe en nuestro país; me cambie FELIZMENTE DE COMPAÑÍA. René M. Kuetyalt   

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