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martes, 19 de marzo de 2013

Al amor y... ¿qué más?





    
El amor es sano cuando logras describirlo

transmitirlo en una hoja,

son solo letras acompañadas de energía,

palabras bonitas, tonterías,

nada más que poesía,

pero cuando lo sientes, lo respiras, todo complica.

Las letras suelen ser sublimes cuando las pones en el lugar exacto,
en el tiempo exacto,
saboreas el suspiro, el anhelo, el recuerdo;
es como ver la obra del artista,
es entender ese grato o amargo sabor que disfrutas con detenimiento,
lo mismo pasa con el mentado amor,
se aprende a disfrutar también el dolor cuando las cosas no dan para más.
“Si reír valio la pena, también el sufrir se puede valorar y disfrutar”.

El amor sigue y seguirá volando por el aire,
se seguirá metiendo en los rincones, por los sentidos y el corazón;
día con día se dicen supuestas verdades en los desbordantes “te amo”,
se jura morir por los ojos, por los hombros, sus caderas, se jura morir por amor,
y se regalan chocolates encorazonados, flores perfumadas, besos a distancia e ilusión. 

Mientras...
el desamor obsequia en oferta los inciertos ¡te odio!,
la  insípida costumbre y las mentadas de madre;
la grata necesidad de burlarse de lo que si duele,
de cubrir el dolor con dolor…
....¡Sufre corazón por el olvido de olvidarme!
                                                                                  
Y observo todo esto a la distancia, me río de la triste y risible supuesta verdad, la emoción de amarte, de odiarte, tenerte, sentirte, ¿y qué más?… René Martínez Lara (Kueyatl)

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