El amor es sano
cuando logras describirlo
transmitirlo en una hoja,
son solo letras
acompañadas de energía,
palabras bonitas, tonterías,
nada más que poesía,
pero cuando lo
sientes, lo respiras, todo complica.
Las letras suelen ser sublimes
cuando las pones en el lugar exacto,
en el tiempo exacto,
en el tiempo exacto,
saboreas el suspiro, el anhelo,
el recuerdo;
es como ver la obra del
artista,
es entender ese grato o
amargo sabor que disfrutas con detenimiento,
lo mismo pasa con el mentado amor,
se aprende a disfrutar también el
dolor cuando las cosas no dan para más.
“Si reír valio la pena, también el
sufrir se puede valorar y disfrutar”.
El amor sigue y seguirá volando
por el aire,
se seguirá metiendo en los
rincones, por los sentidos y el corazón;
día con día se dicen supuestas
verdades en los desbordantes “te amo”,
se jura morir por los ojos, por
los hombros, sus caderas, se jura morir por amor,
y se regalan chocolates
encorazonados, flores perfumadas, besos a distancia e ilusión.
Mientras...
el desamor obsequia en oferta los inciertos ¡te odio!,
el desamor obsequia en oferta los inciertos ¡te odio!,
la insípida costumbre y las mentadas de madre;
la grata necesidad de burlarse de lo que si duele,
de cubrir el dolor con dolor…
de cubrir el dolor con dolor…
....¡Sufre corazón por el olvido
de olvidarme!
Y observo todo esto a la
distancia, me río de la triste y risible supuesta verdad, la emoción de amarte, de odiarte, tenerte, sentirte, ¿y qué más?… René Martínez Lara (Kueyatl)
No hay comentarios:
Publicar un comentario