Lo bello de las letras es que lo más burdo puede ser sublime con tan solo poner las palabras en el lugar exacto... las putas pueden ser princesas y las princesas plebeyas sin Dios y sin diablo, se pueden construir castillos en el cielo de la nada, escribir tratados idealistas, que si conquistan en letras libertad; matar dragones a palos, enterrarlos y volverlos a crear, revivir los áridos desiertos del pasado, invocar a los mitológicos seres de la antigüedad; pintar paisajes agrestes con brochas de color dorado; ser un preso naturalmente enamorado de verte pasar, concebirte en el infinito lienzo que a ratitos conquista el trazo de mi pluma; ser inmortal entre todos los mortales, aún al tomar del vaso de cicuta del rey asesinado; viajar con boleto en mano al Dantesco paraíso de tus ojos, al infierno de perderte, o al purgatorio de añorarte, construir en arrebatos los caminos que nos conducen a Comala, a cualquier viejo pueblo enterrado por los hombres; derribar en sueños los molinos de viento; volar sin distancias al entorno que cautiva cuando te veo pasar, y atravesar los muros penando tu desdén; describir cada minúsculo detalle que tiene el horizonte, reafirmar en letras y algoritmos ese destello que recorre tu piel, detallar cada pizca de lluvia que hace crecer a las flores; salvar doncellas en medio de una noche que nos cubre de placer, ser robador de corazones, secuestrador de momentos, el cazador cazado que a pesar del tiempo aún te hace caer; el arquitecto de cada linea irrepetible de tu cuerpo, el escritor favorito de los efímeros y tristes idilios en los puertos, el trovador de ti; de lo absurdo que me dejas cuando te pierdo dentro de la magia, es absolutamente romántico ese preciso momento que no te inmuta, ni arrebata, ni te queda, ni desmaya... y te escondes en silencios por desprecio al último acto concebido en ti; y yo siempre aquí, creando mundos de ensueño en la simpleza de tus ojos al mirarme, describiendo ese bello momento de encontrarnos sin querer; y regalar siempre en letras una nueva y mejor vida a la vida... ¡mi vida!
Que hermoso es tener en este viejo papel el privilegio de crearnos, que romántico y necesario es reencontrarnos en lo extenso de las letras, y trazar en cada frase los absurdos que me hacen soñar a ratitos, en las teclas infinitas que me llevan siempre hacia algún lugar, que me llevan a ti, a tu ingrata profesión de ser el veneno de mis noches, la inquietud del encanto que pronto pasará; que bello... ¡pero qué bello escribir! Kueyatl
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