Amnesia del NO recuerdo |
Por que del amor ya ni me acuerdo... ni de las palabras,
ni de tus palabras, ni de todo lo que fue;
¿que hubiera sido?
No me acuerdo de
tus pasos, de tu buen caminar hecho caderas; ni de aquellas tardes en donde
poco a poco me adentraba en ti, en esos
ojos claros y de mirar seguro; en tu existencia.
No recuerdo esas
sonrisas; tus sonrisas que tatuaban de tontos espejismos mis momentos, donde le
quitabas nostalgias a mis noches y le ponías sabor a mis mañanas.
No me acuerdo ni de
las travesuras de mi mano izquierda, o la derecha, donde inquietaba locamente
tu inocencia, y anidaba con caricias tu cuerpo, inundando las esencias.
Perdí el olor de tu
perfume, el buen sabor a lo que sabes; perdí memoria en tus contornos de
aventura, de sube y baja; de montaña rusa y sin censura.
No recuerdo de
nada, mucho menos de ti, de nada me pierdo.
No recuerdo ni las
batallas heroicamente ganadas a detalles, ni tampoco de las que tristemente
tuve que abdicar, dimitir, renunciar, firmando en lindos tratados de paz el
armisticio; ante las incoherentes circunstancias del "adiós" que
simplemente no cesaban.
No recuerdo ni de
de las buenas, ni de malas, las inseguras, las inmaduras, las cabronas, las
recabronas, las difíciles o las fáciles, las "sin sentir" como
témpano de hielo, o las de “mucho querer” como queriendo comerse el amor en
sentimiento; no recuerdo a ninguna.
No recuerdo los
enojos... ni los tuyos, ni los míos, no claudico más en el último acto atroz de
mi asesina.
No recuerdo
sublimes poesías que inspiraran mis letras hacia ti, que acomodaran de buena
forma mis versos. No recuerdo de poetas, ni malditos, ni benditos... No
recuerdo de morir en ganas de verte, ni de perderte. No recuerdo nada; ni de tu
nombre, o apellido; no recuerdo ningún detalle, tú dirección o tu teléfono; no
me acuerdo del recuerdo, ni de arreglos florales de entrega inmediata.
No, no existe, ni
existes, no hay retratos, ni fotos que revelar; no hay absolutamente nada que
recordar o anhelar; ni el breve suspiro en la nostalgia, ni una sola lagrima
derramada en errores continuos y en costumbrismos baratos, ni una palabra, ni
el más escondido deseo de tus labios, de tus besos; ¡No!, ya no existe la buena
luna en la noche romántica a tu lado, ya no existes como la autora intelectual
de mi camino, de mis letras, mi infortunio o mi destino.
Ya no existe ni si
quiera ese tiempo que marcaba entre relojes nuestros actos, esos momentos que
guardaba y preservaba celosamente en mi corazón: dos boletos para el cine con
palomitas y refresco ¡por favor!; o el profundo silencio que tenia tanto que
dar y que decir; cuando a ratos lo encontraba, me mimaba y me arrullaba
tiernamente en tu mirada.
Olvido de tu
olvido, olvido de detalles, de mañanas, de tardes y de noches, me presto a
olvidar pronto de ti...
Y para acabar....
créeme que no recuerdo de nada, absolutamente nada, ni respiro de ti, ni
suspiro de nostalgias, de miradas, o de latidos de corazón tontamente
enamorado, no extraño de nada, no muero de nada créeme, de absolutamente nada y
mucho menos de ti.
René M. Kueyatl
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