¡Bon Appétit! |
Bella amante del
sufrimiento, angelito que contrapone su razón, entre toques de queda, nadie se
mueve, nadie te espera, tu esencia se pierde; y solo un fantasma colma tu
esencia:
Son casi las 11 de
la noche, el tiempo pasa y tu sombra se mueve inquieta, desesperada por la
habitación, de pronto un aviso, una llamada, “es tu muerto que vuelve
nuevamente de la tumba”, “de la tierra empapada de ansiedades”; y así entre
viejos cuentos, sale el oculto fantasma de su escondite; tú como leona
hambrienta te sacias, devoras obsesionada a tu presa, ¡tienes hambre, quieres
comer!, ¡colmar tu sed!; te impregnas de perdidos momentos, de cultos extraños,
de besos inciertos; ¡te llenas de ÉL!; y después de una larga y hermosa noche
llena de sueños, despiertas de tu perdida irrealidad: Tendrás que volver a
esperar triste y paciente por días, o por meses, de nuevo ese momento, tú
momento; esa noche de motel de quinta,
de habitación de cuarta a media luz, en donde el fantasma llenará nuevamente
con su presencia tu estúpido amor.
Después de pasado
un tiempo, después de añorar y extrañar: “Gracias a Dios, supongo dirás”,
suspiras aliviada con una leve sonrisa en tu rostro, llega nuevamente el
anhelado encuentro, tan tuyo, al igual que la incomprensible adoración que
sientes por lo perdido; “Prohibidas son
esas noches sin fin que siguen su camino, el cause que le marca el paso a tu
destino; sin que tengas puerto de arribo”. Pasan las horas, ¡eres feliz, completamente
feliz! ¡Que más da! ¡Que importa caray!, si es tu momento, donde la presa y tu
nuevamente son uno, no hay por que afligirse… hoy el gran Marcel Marceau vuelve a ser mimo, vuelve atrapar suspiros
invisibles en el aire, vuelve a crear castillos en la nada, solo cierra los
ojos y déjate llevar, duerme siempre dulcemente en su pecho en nombre del devaluado
amor.
La noche es aun
tristemente joven al recuerdo, a mi recuerdo; no tengo miedo de perderte o de
crearte, pierdo simplemente la inútil esperanza de añorarte susurrando un te
quiero; no me importa, créeme no me importas si así lo quieres, existimos y sentimos, creemos y perdemos entre
líneas al olvido, en palabras sin
sentido.
Te han llamado
“guapa” en tus recuerdos, en murmullos te han llenado otras gentes con sus
besos; bello y oscuro es el suspiro que hoy te llevas por el cuento; ¡que rico
es esto caray!, que rico es amar sin ataduras, sin preguntas tontas ¿eres mío?
o ¿eres mía?, que bello es estar, dar, y creer que el está solo para ti, que
algún día necesitará muchas tardes tu presencia, y mucho más tu cama, ¡marido y
mujer! ufff que hermoso.
¿Que mas importa en
la vida si no el amor?, no basta un siglo de espera, “no importan cien años;
aun que sean de puritita soledad”; no basta 3 o 4 años más con tan solo saber
que tu fantasma está; los momentos son simplemente lo único que puede importar,
saciarse, besarse, acariciarse, perderse, es tuyo por unos momentos, unas horas,
una noche, pero es tuyo, ¡solo tuyo!; lo abrazas, te llenas, devoras, hacen el
amor por amor, por tu solitario y perdido amor, una y otra vez, te penetra, te
siente, lo sientes, está noche es tuyo, solo tuyo. Como dice CAFÉ QUIJANO: ¡que
grande es esto del amor poderse querer mas de dos!
Ya ha pasado algún
tiempo, unos años… Según tú, entre lágrimas tristemente lo sigues amando y no
hay nada más que el loco fervor a su lado; y así…. con la tonta resignación que
nos da el amor de nuevo está aquí, es tuyo y se hace tarde; otra vez hay fiesta
privada para dos; tu banquete espera, tu cena espera, no pierdas tiempo, ni un
segundo ¡no se vaya a enfriar por Dios!; hoy es nuevamente tu momento, es de
ti; sacia tu sed con sus besos. No importa nada ¡lo amas que mas da!, se hace
tarde ¡APÚRATE!, que comienza amanecer, APÚRATE que la carroza se hará
nuevamente calabaza hasta el próximo baile de caretas con sentido incierto
hacia el mentado amor, ¡hasta el próximo festín!; ¡APÚRATE bella amante del
sufrimiento!, entrega tu cuerpo, alma y corazón que en esta vida solo eso
importa, quiere y ama estúpidamente como SOLO tú lo sabes hacerlo ¡por Dios!,
sin importarte nada, ni nadie, sin nada más allá que el sentimiento que tienes,
que solo tu sientes, apúrate corazón que tu fantasmita espera, que tu muertito
reza para que lo vuelvas a revivir; sarcasmo
y…¡Bon Appétit! René M. Kueyatl
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